Puerto Rico tiene un cáncer

Puerto Rico tiene un cáncer

Twitter: @Solus_Lupus_PR

3 de septiembre de 2015

Esta columna amigo lector la estoy escribiendo desde el fondo de mi corazón. Se que sonará fuerte, quizás sea una de mis columnas con menos views, ya sea debido a que muchos se sentirán aludidos y otros quizás no les importe. A mi si me importa y por tanto aquí les dejo el alma.

Puerto Rico tiene muchísimos problemas. Problemas económicos, sociales, políticos, de estátus e incluso a niveles familiares. Pero todos los problemas de Puerto Rico se pueden resumir en un solo tema, una sola situación. El problema de Puerto Rico es de injusticia. Se que muchos pensarán que “Solus descubrió América”. Puerto Rico tiene un cáncer y ese cáncer es el de la injusticia. Pero ese Cáncer tiene muchas caras, muchos a quienes afecta.

En el gobierno vemos como los empleados buenos (que no dudo sean muchos), quedan relegados por las “batatas” políticas. El amiguismo impera en todas las ramas de gobierno. Si tal o más cual es amigo y ayudó a alguien del partido en el poder, tiene garantizado un salario jugoso de 5 cifras mensuales; como poco. Ni hablemos de si tal o más cual tiene un apellido exótico, o es pariente de tal o más cual político, juez o empresario. Si eso es así, el cielo se abrirá, y caerá del mismo Moet. Se extenderá ante sus pies una alfombra roja para impedir que el afortunado con el apellido, no se le ensucien los zapatos con el polvo y el fango que tenemos que pisar quienes no tenemos ni las palas ni los apellidos necesarios. A esos los reconocerán por que no tienen las marcas en sus manos del trabajo forzoso, o las ojeras distintivas de quienes trabajamos hasta tarde o no dormimos pendientes a ver si el cheque nos da hasta la próxima quincena. A esos hombres y mujeres afortunados, los verán con sus rostros lozanos, por que no les duele pagar $200 o $300 dolares semanales en Zen Spa, o los verá vistiendo de Gucci, o de Giorgio Armani, o de Massimo Dutti. Esos que llegan alto sin el menor esfuerzo, sin la experiencia necesaria, sin los quilates o preparación necesaria; esos le roban (por que eso amigo lector es robar) al que se ha fajado, al que ha estudiado y se ha preparado, de la oportunidad de escalar, pero también le roba a Puerto Rico de tener a alguien capacitado y con los galones para echar a este pueblo adelante. El que tiene la preparación y la experiencia, se le deja de lado, por que es un peligro para los jefes, al ver que su empleados le hacen sombra. A esos empleados se les relega a tareas sin importancia con el solo fin de enmohecerlos y relegarlos hasta el borde del hastío.

El problema amigo lector, es que la injusticia ha calado tan profundo en la psiquís colectiva del pueblo, que no la vemos, no la sentimos, no la denunciamos. ¿Por qué? Porque si lo hiciésemos, afectaríamos nuestra propia oportunidad de en un futuro tener una “piquita” en el gobierno cuando suban los nuestros. Le cortaríamos la oportunidad a nuestros hijos, hijas, sobrinos, nietos, etc, a que si no sirven en la empresa privada, tengan la oportunidad de “echar pa’lante” desde el gobierno. Es preciso ver gente que no ha trabajado ni un carro de piragüas a cargo de presupuestos millonarios en el gobierno, o gente que se han ido a quiebra o los han cogido con fraudes, como ostentan puestos en la legislatura, o incluso en el mismo ejecutivo. Ganándose lo que usted amigo lector y yo, no veremos en un año, y ellos ganándoselo mensualmente. Los verá con carros y guaguas de lujo, tarjeta corporativa, gasolina gratis o incluso con escoltas. Mientras ellos se pavonean por las calles de Puerto Rico con sus tintes oscuros, luces de “strobes” y sirena; el resto de los mortales nos tenemos que chupar el aparatoso tapón diario, que nos consume gasolina, y nos resta años de vida y salud. Esos mismos que si la luz sube, no les importa. Si el agua sube, tampoco. Ahora bien que si sale alguien a decir que los empleados de confianza no deberían ganar tanto o de que hay que cortar la nómina de estos; se rasgan las vestiduras y salen todos al unísono a decir que eso destruirá el “patrimonio” de Puerto Rico. ¿Pues saben que? ¡Patrimonio “my left foot”!, por no decir la palabrota que pasó por mi mente y que aquí, desde las catacumbas del internet y en la privacidad de mi casa, pude vociferar a todo pulmón.

Contra, como pueblo tenemos que tener la valentía de poder decir estas cosas y no acobardarnos. Puerto Rico tiene que extirpar de raíz este cáncer. No basta con decirlo, con denunciarlo, sino educar a nuestra prole, a que esas cosas no se permiten. Que dejemos de ser como el cordero en nuestro escudo, que no solo es un cordero, sino que está arrodillado. ¡Contra! No se vale que el que se esfuerce, el que se faje, el que deje la piel en el desempeño de sus funciones, quede relegado a una “nevera”, quede relegado al olvido profesional. No se vale que quienes tienen nombre, apellidos o conecciones, de llegar quieran mandar, y en el peor de los casos, que por su inexperiencia y capacidad, nos hundan a todos por sus malos manejos, por sus metidas de pata. ¡No se vale y no es justo! Puerto Rico tiene miles de hombres y mujeres que día a día salen de madrugada, cuando aún no ha salido el sol, a echar para adelante a este pueblo y a sus familias; mientras los privilegiados, los principitos, los sultanes o semidioses, caminen entre nosotros sin ensuciarse y viviendo sin el menor esfuerzo. Amigo lector, ya basta de este silencio ensordecedor que nos carácteriza como pueblo y que nos convierte en cómplices silentes de esta injusticia. ¿Hasta cuando dejaremos para extirpar el cáncer, o dejaremos que se metastice y nos cause la muerte?

Twitter: @Solus_Lupus_PR